viernes, 2 de septiembre de 2011

Bebidas energizantes: Daño potencial a la vista


El mes de junio es una de las épocas más ansiadas y, a la vez, temidas para los estudiantes. En apenas unas semanas cambiarán los libros por el bañador, pero para que esto llegue no les queda más remedio que cumplir con una obligación: los exámenes. Dado que la mayoría pasará más tiempo del habitual delante de los apuntes, la falta de costumbre conduce, en muchos casos, a recurrir a determinados productos que les proporcionen una dosis extra de energía y contribuyan a afrontar el día a día con más vitalidad y sin muestras de cansancio.

Para este menester se crearon las bebidas estimulantes o «energy drinks». Sus etiquetas indican que revitalizan cuerpo y mente y que tienen potentes efectos estimulantes pero, cuidado, los expertos no las consideran tan inofensivas como aseguran sus fabricantes. Miguel Ángel Rubio, secretario de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), advierte de que «las bebidas energéticas contienen mayor cantidad calórica y de cafeína que un refresco de cola de referencia. Realmente no están diseñadas para mejorar ni el rendimiento intelectual ni el físico.

Al menos, no hay constatación científica del mismo. Simplemente representan una mayor concentración de cafeína (que es su principal ingrediente), que podría alcanzarse igualmente tomando más cantidad de refrescos de cola (con o sin azúcar) o café».Tomar este tipo de productos sin ningún control puede resultar muy peligroso para la salud. Hay que tener en cuenta que estas bebidas contienen ciertos componentes como hidratos de carbono, proteínas y cafeína que, en un momento determinado, pueden resultar perjudiciales si el cuerpo registra una sobredosis. Sin embargo, la cafeína no constituye el único motivo de preocupación. Otras sustancias como el ginseng, la taurina, la efedrina o el guaraná pueden suponer una auténtica bomba para el organismo.

Diversos efectos
Para Patricia López Legarrea, del departamento de Ciencias de la Alimentación, Fisiología y Toxicología de la Universidad de Navarra, «lo que más distingue a estas bebidas es su contenido en cafeína que estimula el sistema nervioso central y puede aumentar el rendimiento muscular y la utilización de los ácidos grasos como fuente de energía e induce al consumidor a experimentar una sensación de bienestar y de alerta. Por su parte, la taurina es un aminoácido esencial que participa en el metabolismo de las grasas y que se halla en el organismo en una cantidad insuficiente. En cuanto al guaraná es una planta que crece en Venezuela y Brasil y su componente químico es idéntico a la cafeína». Por su parte, Emma Ruiz Moreno, directora de proyectos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), afirma que, en la actualidad, «algunos de sus ingredientes como taurina, glucuronolactona e inositol no están muy estudiados y todavía se está evaluando su posible efecto sobre el rendimiento intelectual».

La gran variedad de ingredientes que poseen hacen que la persona que las ingiera experimente diferentes efectos en el organismo. A este respecto, Vicente Orós Espinosa, miembro del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), sostiene que «si la persona es muy susceptible al efecto de las altas dosis de sus ingredientes, pequeñas cantidades serán suficientes para conseguir efectos no deseados. Si, por el contrario, se es poco permeable a estos estimulantes, los efectos que se quieren obtener como atención o capacidad de concentración no aparecerán aún abusando de ellos».

En esta misma línea se sitúa el doctor Jesús Porta, del servicio de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, quien añade que «por un lado, aumentan la atención y disminuyen la somnolencia lo que supone un aspecto positivo. Sin embargo, implican efectos negativos como el rebote que conlleva de su ingesta una mayor somnolencia posterior que, además, puede conducir a tomar más, además de dolor de cabeza y nerviosismo, entre otros».


Alteraciones psiquiátricas
No hay que olvidar que una lata de unos 250 mililitros aporta, según Rubio, «el doble que un café normal y hasta 2,5 veces la cantidad similar de un refresco de cola. Por tanto, cuando se toman entre 2 o 3 latas, los efectos de la cafeína pueden exacerbarse y aparecer irritabilidad, falta de concentración, cambios de humor,agresividad, ansiedad, crisis de pánico e incluso, en casos susceptibles, episodios de psicosis».

Un estudio realizado por un grupo de investigadores del Hospital Henry Ford en Detroit, EE UU, y publicado en marzo del año pasado en la revista «Annals of Pharmacotherapy» revela que las personas que tienen la tensión arterial alta o enfermedades del corazón deben evitar el consumo de bebidas energéticas. Según el autor del estudio, el doctor James Kalus, «los niveles de cafeína y taurina que poseen son los responsables de ocasionar estas patologías. En concreto, la dosis de cafeína equivale a dos tazas de café». Los investigadores observaron que la persona que ingería esta bebida la frecuencia cardíaca aumentaba un 7,8 por ciento, mientras que la presión arterial un siete por ciento.

Para el doctor Carlos Tejero-Juste, vocal de comunicación de la Sociedad Española de Neurología (SEN), «la cafeína crea un fenómeno de tolerancia y, a grandes dosis, se produce a nivel neurológico no sólo una activación del propio sistema sino, además, una saturación del mismo lo que se traduce en una merma de la capacidad intelectual».

Uno de los problemas añadidos que poseen estas bebidas reside en que la gente que las consume no se centra sólo en ellas sino que, además, ingieren otras variedades como café, té o refrescos de cola para mantener, todavía más, la alerta y la concentración a pleno rendimiento. «Los efectos indeseables del exceso de los estimulantes que poseen se verán, naturalmente incrementados, si se adiccionan a otras de similar composición», advierte Orós. Más allá de su empleo en épocas de exámenes o en situaciones que requieran un aporte extra de energía, los expertos advierten de que sus efectos pueden suponer un auténtico peligro para la salud del consumidor si me mezclan con alcohol. «Forman una combinación peligrosa. Los estimulantes que poseen las bebidas energéticas contrarrestan los síntomas de la ingesta de alcohol.

Si se consumen estas bebidas no aparecerán los signos propios de embriaguez, por lo que, aunque el metabolismo no pueda asumir el exceso de alcohol, el cerebro no se dará por aludido. El consumidor no es tan consciente de su progresiva intoxicación etílica y sigue bebiendo. La ingesta prolongada en el tiempo de esta mezcla puede provocar patologías severas como cirrosis, hígado graso, hepatitis o tumores, ya que se ingieren habitualmente cantidades de alcohol mucho mayores que las que su organismo puede tolerar en condiciones normales, además, de diarreas, temblores, arritmias o irritabilidad», advierte López. Asimismo, «dado que tanto la cafeína cómo el etanol actúan como poderosos diuréticos, pueden contribuir a la deshidratación del organismo», añade la experta.

Esta misma opinión la comparte Orós quien advierte de que «con el consumo de alcohol la persona se deshinibe y pierde estímulos, mientras que con las bebidas estimulantes se sobrealertan los sentidos. Al someter al sistema nervioso central a un doble esfuerzo en sentido contradictorio, no son una mezcla nada aconsejable». Existen situaciones, muchas veces erróneas, en los que se piensa que no pasa nada por beber una lata. Un ejemplo de esto puede ser el de los deportistas para afrontar mejor el esfuerzo físico

Sin embargo, Rubio alerta de que «aun pensando en la potencial capacidad ergogénica de la cafeína, al no contener electrolitos ni la osmolaridad adecuada, puede ser nefasto emplear esta bebida como fuente de hidratación de cara a la mejora en el rendimiento de los deportistas. Tal y como se indica la lata, no están recomendadas para embarazadas ni para menores de 16 años». Ante este panorama, la mejor manera de disfrutar de estas bebidas reside en la moderación, sobre todo porque no carecen de riesgos para la salud. Por este motivo, López afirma que «en algunos casos, como sucede con la marca más famosa que comercializa este producto, aconsejan un consumo moderado.

Cabe recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda denominarlas estimulantes, en lugar de energéticas. En cualquier caso, conviene leer detenidamente su composición y evaluar su ingesta en función de las enfermedades o dolencias de cada uno». En algunos países como en Francia no fue hasta 2008 cuando se autorizó su venta, antes estaba prohibido.

Fuente: larazon.es