martes, 2 de junio de 2020

COVID-19: Crónica de una conversación familiar


Un encuentro público con mi hermana. Y, ya que está de moda, con mucho swing.

Intentamos siempre estar con mis padres. A mi me gustan los almuerzos preparados en mi casa y en un neto servicio delivery llevado hasta la casa de mis padres, a cuarenta minutos de camino un domingo a la 1 de la tarde. Almorzamos y conversamos.  A veces me quedo dormido en esos sillones antiguos tan ergonómicos que terminas haciendo la araña con las piernas colgadas de los posabrazos. Nos encontramos con la hora del lonchecito, pancito de D´Julia, café pasado y algún pastelillo. Y a veces conversamos abuelos, hermanos, tíos, sobrinos, nietos, amigos. Intentamos salvar al mundo. Cada uno a su estilo. Mi mamá viendo Caso Cerrado o como ahora, fanática de Andrea o de "Hoy es sábado...". Mi papá antes con el canal del Congreso, hasta ahora creo, su Trome con sus fichitas y su tinnitus. Y tratamos de pasarla muy bien. Ahí nos damos cuenta que el mundo a salvar es ese. La historia de la familia, con un abuelo modelo 1931, una abuela a la que dificilmente le decimos mamá porque siempre le llamamos Nena y que data del terremoto del 40. O sea, buena madera, pero igual escuchamos las historias, vemos las fotos, entra nostalgia y no importa repetir las mismas historias siempre, porque son las nuestras.

Con mi hermana, mi sobrino y mis padres a veces hablamos de temas de salud. Soy farmacéutico pero no el comunitario, ni el clínico. Soy farmacéutico industrial y ahora entro a temas de emprendimiento. Pero mi familia siempre me llama para preguntar acerca de los medicamentos, lo bueno, malo o feo de ellos, sobre lo que toman y los que no deben tomar. Complicado. Me hacen estudiar. Y conversamos.

Todo eso cambió desde marzo y el inicio del aislamiento. Una vez o dos por semana intentamos usar primero el zoom y ahora el meet. Vemos fotos, compartimos tortas, hacemos brindis de algunos milones de pixeles, y estamos juntos.

Este sábado último la conversación fue diferente. Mi hermana quizo tener una conversación a través de internet y espacio abierto. A mi me gustó aunque mi hermana me "píntó la cancha": esta conversación será recibida por personas comunes, nada de términos rebuzcados o muy científicos. El tema: coronavirus.

Cosas que no sabía:
  • Que las farmacias no promueven un ambiente con protocolos de protección, al menos cerca al domicilio de mi hermana.
  • El kit de superviviencia en casa. 
  • La desinfección de papas.
  • La conversación on line con los amigos funge de terapia emocional, y sirve para aprender. 
  • Hay familias que por el COVID-19 y el aislamiento social obligatorio desean hacer junta médica a domicilio.
  • Gracias Elane por las preguntas.
  • No sabía eso de que a los 3 años sabía leer y escribir. Que iba al cole si.

Cosas que confirmo:
  • Como en cualquier fiesta (martillo), el éxito depende de la música pero es mas importante como las personas la bailan (huayno).
  • Las farmacias deben intervenir decididamente en el sistema sanitario de atención primaria. Esta pandemia ha confirmado que no existe esa intervención de manera orgánica.
  • La nueva normalidad debe ser aceptada. Se van a producir cambios de costumbres que deben impedir o nos prepararán para la próxima pandemia.
  • Que mi hermana me quiere mucho. Y es recíproco.



ARL
01.06.2020








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