Es un texto que está volviendo a circular después de algún tiempo. Sin embargo, para estos lares limeños sigue teniendo total vigencia.
ARL
PRM y RNM: ¿problema de salud farmacéutico?
Sinceramente, creo que esto nuevo de los PRM y RNM ya ha sido el culmen de rizar el rizo. Y cuando se riza el rizo hasta límites insospechados, pues se rompe. Ya es imposible darle una vuelta más al tornillo de la entelequia, ya no es factible teorizar más.
Ya se ha llegado al límite. Nunca tanta teoría como escasa puesta en práctica ha podido llegar tan lejos. Los PRM nuevos son causas de los PRM antiguos que ahora se llaman RNM, que son los PRM de antes pero sin número, y los PRM de ahora no tienen que ver con los PRM de antes, ni tienen número ni clasificación. Toma ya. Y los médicos que no nos entienden. ¿Por qué será?
Si retomamos un poco nuestra corta y sinuosa historia con este concepto, la Atención Farmacéutica (AF) surgió para dar respuesta a la necesidad de disminuir la morbimortalidad asociada a medicamentos, y como muy pocos la practicaban, y quien la ejercía tenía dificultades, etc., en vez de solucionar los problemas que impedían su puesta en práctica, nos inventamos una nueva Atención Farmacéutica, la de la dispensación, la de la indicación y la del seguimiento farmacoterapéutico (SFT). De esta forma, quien se sintiese mal porque no estaba haciendo Atención Farmacéutica podía volver a sentirse bien. Le dimos la razón: Atención Farmacéutica era lo que habíamos hecho toda la vida, porque de toda la vida de Dios se habían dispensado medicamentos con amabilidad, con información, y se habían sugerido medicamentos cuando algún paciente nos pedía consejo. Lo de hacer o no seguimiento farmacoterapéutico era lo de menos, aunque fuese lo único que puede disminuir de forma sistemática la morbimortalidad asociada a medicamentos, que era de lo que se trataba en un principio. Como ya hacíamos Atención Farmacéutica, ya era suficiente. Lo demás, para cuando nos paguen.
Nos sentimos muy orgullosos cuando se nos han llenado los congresos de trabajos de investigación sobre AF, que en realidad son de dispensación, de indicación o de educación sanitaria. Incluso hemos admitido de todo en ellos, ya que lo importante siempre ha sido superar en número al congreso anterior, o al del vecino, porque lo de la calidad de los trabajos no es tan importante. Ya vendrá. Ya vendrá la calidad, ya vendrá el seguimiento, todo llegará.
Todas estas actividades son dignísimas, y es muy necesario que cada vez se hagan mejor, cada vez van a tener más importancia. Pero, en mi opinión, no dan una respuesta directa a lo que se pedía, la disminución de la morbimortalidad asociada a medicamentos. Eso sólo se puede hacer directamente desde el SFT.
Un médico, profesional de la salud, lo que hace es disminuir la morbimortalidad asociada a problemas de salud. También puede ser educador sanitario, también puede y debe seguir a su paciente, también debe ser un buen comunicador, etc., pero antes que nada es médico y su función esencial es la primera.
El farmacéutico, si quiere contribuir a disminuir la morbimortalidad asociada a medicamentos, debe ejercer el SFT. A partir de ahí, puede ser un buen educador sanitario, dispensar informadamente los medicamentos, realizar indicación cuando se precise, ser experto en comunicación, etc. Pero, y esto es lo que debemos discutir y tener claro si queremos hacerlo o no y cómo superar las muchas dificultades, su función deberá ser la primera, si quiere ser un profesional de la salud a la altura del resto de profesionales de la salud.
Mientras tanto, seguimos discutiendo sobre el sexo de los ángeles. El problema que tenemos es dar respuesta al problema real que existe, y esa respuesta la da un proceso asistencial en toda regla, que se ejerza en cualquier entorno sanitario, y cada entorno sanitario debe solucionar sus inconvenientes a la hora de abordar el proceso.
La farmacia comunitaria tiene muchas dificultades que no se relacionan con la formación del profesional, para abordar el SFT: la gestión de stocks, los requisitos de facturación, las múltiples trabas administrativas, etc. ¿Cómo dar respuesta a éste, el verdadero problema?
En Chile, el pasado mes de octubre, escuché una exposición absolutamente demoledora del que fue responsable de AF de una de las cadenas de farmacia más importantes del país. Invirtieron en AF, hicieron ficha a 5.000 pacientes, llevaron más o menos bien al 10% y sus jefes dijeron después: «por nuestras farmacias pasan 40 millones de visitas al año, y usted me está hablando de llevar bien a 500 pacientes: no me interesa la inversión».
Por nuestras farmacias hay, si ponemos una media de 100 operaciones diarias, unas 35.000 visitas al año. Alguien que tenga 100 pacientes en SFT, que tengan una visita mensual, está atendiendo 1.200 visitas (que de momento no le dan dinero porque no cobra por ello), más o menos el 3% de sus vistas.
Por eso la gran mayoría de los farmacéuticos de este país, y de muchos países, no están interesados en hacer SFT, porque no les cifra nada en su negocio, no les da dinero y les puede dar problemas porque la responsabilidad es mucha. Aquí está el nudo gordiano de hacer SFT en la farmacia comunitaria. Y esto se soluciona de otra forma, no transformando siglas, deformando conceptos, etc.
A las administraciones se les llena la boca con la AF y, sin embargo, cada vez nos la hacen más difícil. La receta electrónica de Andalucía condena al farmacéutico a ser prestador de servicios del sistema sanitario. Dispensar una receta electrónica enlentece tanto la dispensación que obligará a contratar más profesionales, pero para dispensar, no para SFT. Sólo se puede detener una dispensación cuando hay alergia o contraindicación expresa: ¿eso engloba todos los PRM, RNM; RMN o toda la espectroscopía magnética-nuclear?
No se puede ser héroe, como se pretende que sean los farmacéuticos comunitarios, y hay que decirlo, pero no se dice porque falta coraje y porque nos han hecho creer (y parece que lo consiguen) que somos malos profesionales.
Mientras tanto, que no se olvide tampoco que uno de cada tres pacientes que acuden y ocasionan gasto sanitario a nuestros hospitales lo hacen por un.... como lo quieran llamar, y uno de cada dos usuarios de medicamentos tienen problemas con ellos, la mortalidad por reacción adversa sigue siendo la que hay, etc, etc.
Creo que la disquisición teórica ha tocado ya techo. Los teóricos han cumplido su papel. Si seguimos así podemos llegar a que un PRM es un electrón instalado en un orbital pi antienlazante. Hoy es el día de ejercer. De la única manera que se pueden solucionar los problemas.
No se puede paralizar a quienes están ejerciendo porque no se sepa si lo que tiene delante es un PRM, un RNM o su puñetera/o madre/ padre. ¿Cree alguien que un médico anota epidemiológicamente todas sus actuaciones? Pues yo no lo creo, aunque creo que sería bueno, y mucho más en una profesión como la nuestra que necesita demostrar. Pero el médico, primero de todo, soluciona problemas, soluciona problemas de salud.
Y para finalizar, a quienes piden que seamos pagados por ejercer quiero decirles que estoy de acuerdo con ellos. Pero que antes hay que demostrar qué se hace y que se hace bien. No sé si alguno me dejaría su coche para arreglarlo con la promesa de que voy a estudiar mecánica del automóvil. Seguro que me diría que primero estudie, que luego ejerza y me haga un buen mecánico, y que ya me llevará el coche. Pues esto es igual. No es el pagador el que debe dar el primer paso, sino el que ofrece un producto atractivo.
Y siento mucho si alguien se molesta por este texto, si le despierto de su sueño de Morfeo. Me duele enormemente la farmacia comunitaria. Considero una lástima y una pérdida de oportunidad que se considere que únicamente se protege la farmacia comunitaria enrocándose en sí misma.
A la farmacia comunitaria se la defiende haciendo que sus profesionales puedan acometer dignamente los retos que el futuro les exige. Mirando al futuro de frente, con la cara bien alta, porque todo lo que hasta ahora nos ha pedido la sociedad lo hemos hecho siempre con nota de sobresaliente. Asumiendo sus desafíos y afrontando las dificultades de todo tipo que tiene para que se haga realidad, no inventándose otra realidad
La mayoritaria de estas dificultades no tienen que ver con los conocimientos científicos, sino con el resto de procesos, muchos obsoletos y otros auténticamente ineficientes, que impiden asumir las responsabilidades que la sociedad, quizás aún sin saberlo, nos está requiriendo que abanderemos.
Manuel Machuca González
Doctor en Farmacia. Farmacéutico comunitario